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domingo, 30 de marzo de 2014

Abadía Mantrús - Reserva 2007

Este fin de semana hemos elegido este vino, un reserva de la Denominación de Origen Ribera del Duero, adquirido a un precio bastante económico (alrededor de 5 € la botella de 0,75 l), para acompañar a una deliciosa carrillada ibérica con salsa de zanahorias y puerros con una guarnición de patatas cocidas y champiñones a la plancha.

Empezando la entrada de hoy por el final, el maridaje, debo decir que este simpático vino se comportó bastante bien en su combinación con el delicioso plato.

¿Por qué? Ahora si, vayamos en orden para no despistarnos en el análisis.

El Abadía Mantrús Reserva de 2007 por lo visto solo se puede adquirir en Mercadona, se ha embotellado, según reza en su etiqueta, por Altos de Ontañón, S.L. en Fuentencén, provincia de Burgos, entre Peñafiel y Aranda de Duero. Según creo haber entendido en mi viaje por la zona, el hecho de aparecer como "embotellado" por una empresa puede estar relacionado con el hecho de que esté potencialmente elaborado en sus instalaciones a modo de alquiler con uva comprada a alguno de los productores de la zona. En este caso, siendo en exclusiva para Mercadona, podría ser que esta empresa haya participado en este proceso de "subcontratación". La página web de la empresa no nos aclara demasiado, ya que no aparece esta referencia específica.

Se nos presenta en una botella bordelesa tintada de verde, con una etiqueta bastante ecléctica, de fondo transparente con un logotipo conformado por una gran M en dorado y letras de reminiscencias medievales para la marca. Me resulta bastante poco atractiva, aunque el método de distribución y comercialización del vino seguramente no requiere de un mayor esfuerzo en este sentido: vino de mesa, con Denominación de Origen y a buen precio, esos son sus argumentos.

Con un contenido en alcohol del 13,5%  en volumen, el Abadía Mantrús, que según la etiqueta se ha elaborado con un 100% de uvas de tinta fina del país (Tempranillo) y se criado 24 meses en barrica de roble más un mínimo de 12 meses en la botella es un vino de color picota profundo, de capa alta, con borde tirando a morado, límpido y brillante, sin impurezas ni posos al decantar.

De intensidad aromática media-baja a copa quieta, sin defectos, inmediatamente me proporcionó marcados y agradables aromas a tabaco (de esto estoy plenamente seguro como ex-fumador que soy) y tostados, combinado con alguna madera u hoja fresca, al agitar la copa. Debajo de ellos pude apreciar efluvios de frutos negros. No detecté secundarios que resaltar en este caldo.

La fase gustativa, desde el punto de vista táctil, me mostró un vino poco astringente, fluido y con un sabor bastante equilibrado, no muy largo en el paladar pero de sensación agradable. No me pareció un vino afrutado, aunque en retronasal se hicieron más evidentes los aromas a frutos negros que se podían intuir olfativamente que el tabaco y los tostados mencionados anteriormente. Por resumir un poco la sensación, me pareció que en boca funciona más parecido a un vino joven de su denominación de origen, de los que pasan por barrica, que a un reserva añejo, denso y "caliente" al paladar.

Cabe destacar que el olor y el sabor del vino no cambiaron demasiado al decantarlo y airearlo durante un rato, en comparación con el aroma y sabor iniciales. Tampoco lo hizo notablemente al día siguiente de la apertura de la botella.

Me pareció, en suma, un vino con buena relación calidad-precio como vino de mesa para entremeses o carnes en salsa.

Mi nota es de un 6/10.

domingo, 23 de marzo de 2014

LAN - Crianza 2010

Hoy tengo un nuevo integrante del grupo de vinos de este blog: el LAN Crianza 2010 de la D.O. Rioja.

Como en las otras ocasiones, comienzo buscando información sobre el vino y la bodega que lo produce, y veo que su nombre proviene de las iniciales de las tres provincias que forman parte de la mencionada Denominación de Origen: Logroño (o La Rioja como se conoce a la Comunidad Autónoma), Alava y Navarra. Concretamente, el vino se produce en la localidad de Fuenmayor, a 13 km de la ciudad de Logroño. 

Según la web, la bodega produce vinos basados 100% en la uva Tempranillo ("la uva originaria de La Rioja"), y este en particular está criado durante 12 meses en barricas de roble americano y francés, sin especificar el tiempo en cada tipo, así que asumiremos que será mitad y mitad. La maduración se termina con "varios meses" de permanencia en la botella.

Viene presentado en una botella bordelesa de 0,75 litros, y anuncia un contenido alcohólico del 13,5% en volumen.

El color de este vino de capa media se acerca al de las cerezas, que se va tornando violáceo hacia el borde y finalizando en un  (por lo menos a mi me lo pareció) pequeño halo ambarino muy tenue en la unión del líquido y la copa. El aspecto es limpio y cristalino.

En la fase olfativa y gustativa es donde el vino presentó su particularidad, debido a la gran diferencia entre los olores y sabores al destapar la botella, después de decantarlo y mantenerlo en el decantador durante 30 minutos, así como al volver a degustarlo al día siguiente después unas 18 horas en el decantador (ver foto).

A nivel olfativo, la primera impresión fue una predominancia del alcohol, pero en general aportando un olor franco, sin defectos evidentes, olor a frutos rojos (luego corroborados al leer notas de cata) y unos secundarios bastante evidentes (¿brioche?) y olor a madera fresca, como si fuera a cedro, aunque también podría evocarme al eucalipto de alguna forma. Ese olor se suavizó bastante al decantarlo y dejarlo reposar un rato, y al día siguiente el olor alcohólico había desaparecido, aunque también lo había hecho prácticamente el olor secundario mencionado. Los olores a madera fresca resultaban más matizados pero todavía presentes con la misma evocación sensorial.

Fue en el gusto donde el vino se comportó de una manera particular. Podría decir que para mi fue una especie de Dr. Jekill y Mr. Hyde. El sabor inicial y después del reposo tenían una predominante alcohólica notable, junto con un excesivo sabor amargo que, sin embargo, no le aportaban permanencia... el vino parecía que se disipaba demasiado rápidamente. Por tratar de explicarlo de alguna manera, parecía que el vino se iba como una flecha por el centro de la lengua hasta el final de la lengua, como una especie de sensación "lineal", en contraposición a lo que sería esa impresión de plenitud que deja un vino "redondo" tanto en la lengua como en el paladar. Mi mujer tuvo la misma impresión, por lo que decidimos darle ese día adicional de reposo para ver qué sucedía... y ¡vaya si sucedió!

El vino mostró su cara más amable al otro día, con el gusto alcohólico completamente desaparecido, los taninos mucho más afinados y el amargor bastante matizado. Realmente nos pareció otro. Incluso pude apreciar el aroma retronasal con presencia de los frutos rojos y madera tenue bastante agradable que el día anterior ni había podido "notar", por esa sensación de tan baja permanencia. Volví a contrastarlo con el de la botella, y pude constatar la clara diferencia.

Confundido por el resultado, he estado husmeando sobre este vino en la red, encontrando opiniones y valoraciones dispares, lo que me lleva a pensar que, efectivamente, este comportamiento es una constante en este caldo.

Lo de la primera noche fue una lástima, ya que lo estábamos acompañando, con mucha ilusión, con un lomo de atún a la plancha de "categoría especial", simplemente vuelta y vuelta.

En su lado bueno, el vino me pareció aceptable. Habrá que compararlo con otros vinos de la misma D.O. y proceso de elaboración para situarlo mejor.

Le doy un 6/10 en segunda "vuelta"...

lunes, 17 de marzo de 2014

Weingut Robert Weil - 2012

Aprovechando un viaje de trabajo a Frankfurt, me traje una botella de este vino de la variedad Riesling, según algunos entendidos, una de las mejores variedades para la elaboración de vinos blancos, por mucho que la fama de los caldos alemanes no esté en algunas ocasiones a la altura de la calidad de algunos de ellos.

La bodega Robert Weil lleva produciendo vinos desde 1867 en la localidad de Kiedrich, en la zona de Rheingau (una de las zonas emblemáticas de crianza de este tipo de uva) al suroeste de Alemania. Según el productor, el cultivo de las viñas, con más de 50 años de antigüedad, se realiza de una forma bastante ecológica, y la recogida de la uva se realiza a mano.

Como siempre, empecemos por el principio: la presentación.

Este (desde ya lo digo) excelente vino blanco con graduación alcohólica del 12%, viene en una elegante botella renana  de color caramelo oscuro, con una elegante etiqueta bordeada con figuras de hoja de parra doradas sobre fondo blanco, siendo los caracteres de la marca en dorado sobre fondo azul celeste, y negros los correspondientes a  información del año, la procedencia y el tipo de uva. Quizá la etiqueta pueda evocar un vino suave y ligero, lo cual no se confirma al probarlo, ni mucho menos.

Las características visuales de este vino consisten en un color amarillo claro, con reflejos plateados y un borde grisáceo-verdoso, como corresponde a un vino joven. Es absolutamente límpido y cristalino. Al agitar la copa, deja una capa de glicerina que explicará luego el tacto en la lengua.

De intensidad aromática media (tirando a baja) a copa quieta, me ofreció olores florales (¿manzanilla?) mezclado con alguna fruta blanca fresca, que podría ser manzana, y me pareció distinguir un ligero rastro de piña. Por lo que he visto, los vinos Reisling se caracterizan por tener ciertos matices cítricos, que yo sinceramente no fui capaz de distinguir en este, lo cual no quiere decir que no los tenga, por supuesto...

Lo mejor de este vino, para mi, ha estado en la fase gustativa. Como dice su etiqueta, es un vino seco (trocken en alemán). Desde la fina aguja que se le nota al llenar la boca, hasta la acidez magníficamente controlada, combinada con un gran equilibrio y una permanencia bastante buena, me dan idea de un vino muy bien elaborado. No es un vino "fluido", ya que para mi tiene cuerpo y "solidez", como ya nos informó el análisis visual al agitar la copa.

En retronasal, el vino me confirmó lo apreciado al olerlo y degustarlo.

La combinación con salchichas Frankfurt (no, estas no las traje de Alemania) y patas de pulpo a la gallega resultó igualmente acertada.

En suma, un vino altamente recomendable, muy digno de inaugurar el casillero de vinos internacionales y vinos blancos del blog.


domingo, 9 de marzo de 2014

ERIAL - 2011

Este fin de semana le ha tocado a una botella de Erial, cosecha de 2011, D. O. ribera del Duero, elaborado en Pesquera de Duero por Bodegas Epifanio Ribera, con 100% uvas de la familia Tinto Fino (también llamada Tinta Fina o Tempranillo), según dice la etiqueta provenientes de "viñas viejas" y recolectadas a mano. Una estancia en barrica de 12 meses (70% en roble francés y 30% en roble americano) y un tiempo en botella sin especificar completan la maduración de este caldo, con un contenido de alcohol anunciado de 14,5%, que cuenta con una medalla de oro en 2013 del prestigioso Mundus Vini.

Según reza en su página web:

"El Gran Premio Internacional del Vino MUNDUS VINI se ha convertido, hoy por hoy, en uno de los concursos vinícolas más prestigiosos del mundo. Los galardones en el marco de este evento se otorgan cada año en la localidad alemana de Neustadt an der Weinstraße. Durante dos semanas, unos 180 renombrados profesionales del vino internacionales degustan más de 6.000 vinos de todo el planeta."

¿Por qué este vino ha podido ser acreedor de este afamado galardón? Veamos lo que he podido extraerle al probarlo...

Como es costumbre, vayamos primero a la presentación, que para mi tiene una notable importancia, ya que quiero analizar los vinos desde el punto de vista del producto completo que sale a la venta. La botella bordelesa tradicional en la que viene embotellado, está dotada de una etiqueta que, en mi opinión, tiene dos partes bien diferenciadas: la parte alta, que me parece sencilla y muy atractiva, y una parte inferior con una foto, supongo, de los enólogos y dueños de la bodega en el viñedo, que ya no me gusta tanto... He de decir que, en la web de la bodega, las botellas aparecen con unas etiquetas que, a mi juicio, son más representativas de la calidad y seriedad de este vino.

A continuación os pego la mencionada imagen para que compareis.


Bien, dicho esto, vayamos al lío...

En el plano visual, nuestro Erial es un vino de capa alta, de color cereza profundo y ribetes púrpura, brillante y límpido.

La fase olfativa es, para mi, la gran baza de este magnífico vino. Más que franco, el olor del vino es sencillamente delicioso, con muy buena intensidad a copa quieta. Y aquí vienen ciertas discrepancias que he encontrado entre mis impresiones y lo que he podido leer en algunas notas de cata. Básicamente, coincido en que es un vino con un agradable aroma frutal, a mi me ha parecido dominado por frutos negros pasificados, aunque he leído sobre fruta compotada o fruta negra madura en algún sitio. Detecté una fragancia fresca, que a mi me daba la impresión que podía provenir de una fruta blanca, como manzana o pera, pero leí en alguna nota de cata que podría contener un toque de eucaliptus o regaliz, y me apunto a esa teoría (sobre todo reconociendo que mi olfato no está lo suficientemente afinado para detectar trazas tan sutiles...).

Seguimos con los olores: no he visto mencionada en ningún sitio la presencia de olores secundarios a bollería, que a mi me han parecido muy marcados en este vino. Por el contrario, he leído sobre aromas a pimienta, suaves tostados o ahumados de madera que yo honestamente no he notado, de hecho algo extrañado debido a la crianza del vino.

De todas formas, y pese a estas discrepancias, lo importante que me gustaría transmitir es que el olor es, sencillamente, fantástico para mi gusto.

En boca, el vino sigue siendo estupendo, aunque me gustaría reseñar que, quizá, esperaba un poco más de él después de la magnífica impresión en nariz. Que no se malinterprete esto último: el vino me ha parecido magnífico, no me cansaré de repetirlo. El tacto en lengua es de calidad, activando las papilas de una forma muy armónica, unos taninos muy finos y un gusto largo. En retronasal diría que no noté una dominancia clara entre lo que había notado al olerlo y al probarlo. "Fresco" y "líquido" serían dos conceptos que añadir a la impresión del paso por boca.

Me dio la impresión como de que es un vino al que le vendrá bien un poco más de tiempo en la botella, en las condiciones adecuadas, por supuesto.

Lo consumimos con unas lonchas de paleta ibérica y un queso de oveja curado, que maridaron muy bien con este, repito, magnífico y recomendable vino.

Su nota para mi es de 7,5/10.

lunes, 3 de marzo de 2014

Valdebodega 14 meses en barrica - 2011

Hoy le toca a este vino elaborado en las bodegas del mismo nombre, perteneciente a la D.O. Ribera del Duero, en la localidad de San Bernardo, término municipal de Valbuena de Duero, a partir de uvas de la variedad Tempranillo de sus propios viñedos.

Nos presentan este producto como un "veterano" vino joven, criado en barrica durante 14 meses! la mitad en roble americano y la otra en roble francés. Es curioso porque en su página web nos presentan tres productos principales: el joven roble con 9 meses en barrica, el crianza con 15 meses y el reserva con 2 años de crianza en las mencionadas barricas. De alguna forma parece como si esta fuera una edición especial del vino joven que, por algún motivo, no fue autorizada a etiquetarse como crianza por el Consejo Regulador de la D.O., ya que la etiqueta mitad ocre y mitad negra coincide con la que, según la página web, corresponde a la versión de crianza.

Su graduación es de 13,5%. En cuanto a su presentación, viene en una botella tipo bordelesa, de 75 ml, y su etiquetado lo definiría como clásico, en su combinación de ocre y negro con letras doradas en el nombre y blancas en la mitad oscura de la etiqueta.

Visualmente es un vino de capa media (traslúcido), con un color cereza, brillante claro y limpio.


Me parece un vino de intensidad aromática media, sin defectos y con un marcado aroma afrutado. El olor no cambió demasiado después de decantarlo y airearlo, salvo para acentuar un cierto fondo dulzón, similar al del mosto.

Detecté fundamentalmente aromas primarios de fruta roja fresa, dulce, poco de secundarios y un toque de terciarios, como a café tostado y un toquecillo de madera, provenientes sin duda del largo tiempo en barrica.

En la boca, el vino activa las papilas de una forma armónica, aunque es de resaltar la primera impresión dulce que nos sugería la fase olfativa.

Es un vino muy poco astringente,no demasiado ácido, muy fluido, con cierta amplitud en el paladar.  Diría que me sugirió claramente los términos "fresco", "agradable" y "refrescante". La retronasal confirma lo que el olfato y el gusto nos habían mostrado, en este sentido es un vino bastante "consecuente", si se permite el uso de esta expresión.

Posteriormente lo acompañamos con una tortilla de patata con chorizo y la combinación resultó muy aceptable.

Me parece un vino agradable, fresco y franco, de consumo fácil, para combinar sin excesivas complicaciones e incluso beber sin necesidad de acompañamiento en forma de comida.

Un 6/10 es su nota.