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jueves, 15 de mayo de 2014

Gran Bajoz - 2010

Hoy tengo el gusto de presentaros un magnífico vino de la D.O. Toro, ubicada en la ribera del río Duero, más concretamente en las provincias de Zamora y Valladolid. ocupando una extensión de 8.000 Ha de viñedos, de las cuales unas 5.800 están registradas por los 1.200 viticultores adscritos.
Plano Denominación de Origne Toro

Los vinos de esta D.O. deberán estar elaborados principalmente con la variedad de uva Tinta de Toro (Temranillo), autóctona de estas tierras con mayor o menor tiempo de crianza en barricas de roble francés dependiendo del tipo de vino a obtener: joven o de envejecimiento.

El Gran Bajoz es elaborado por Bodegas Pagos del Rey en la localidad de Morales de Toro (Zamora), en viñedos de más de 100 años (según la web, y más de 60 según la etiqueta trasera de la botella) con un rendimiento bajo de unos 2.000 kg/Ha, cosechando y seleccionando los racimos a mano. 



Mapa de la D.O. Toro.
Fuente:Pág web del Consejo Regulador de dicha D.O.

La producción queda entonces reducida a unas 5.000 botellas por añada. En particular, la añada 2010 fue calificada como excelente por el Consejo Regulador.

El Gran Bajoz se nos presenta en una elegante botella bordelesa Imperiale de 75 cl, cuya característica principal es el hecho de que el hombro es más ancho que la base, dándole una forma cónica. La botella está teñida de un color caramelo oscuro, que hace resaltar las letras y figuras doradas grabadas en la misma, o inscritas en la etiqueta color pizarra. A nivel visual, la presentación nos intenta comunicar la sensación de vino serio y de calidad, cosa que, como veremos,coincide con el contenido.

Al decantar el vino, podemos observar un color rubí oscuro, que al concentrarse en la copa torna en un color cereza oscuro de capa media, más bien translúcido, límpido y de agradable aspecto. Su ribete degrada el color inicial hasta llegar al violeta claro. Su 14% de contenido alcohólico se manifiestan en una lágrima  clara, abundante y fina, de caída lenta.


En nariz, el vino cambió bastante desde una primera apreciación a los pocos minutos de abrir la botella, hasta la hora siguiente de decantación. Comenzó dando un ligero aroma alcohólico, pero con una predominante fundamental en aromas frutales frescos, balsámicos, especialmente a pera y eucaliptus. Sorprendente por lo diferente a otros vinos monovarietales de Tempranillo de la D.O. vecina de Ribera de Duero. Mi primera impresión fue como si estuviera oliendo un vino blanco de gran intensidad aromática, con ciertas reminiscencias de frutos rojos muy al fondo. Más tarde, los aromas sufrieron una notable transformación, asimilándose más a lo que dicen las notas de cata que posteriormente repasé, las cuales hablan de aromas de frutas rojas y frutas negras confitadas. Lo que no pude apreciar fueron los matices tostados, de café o cacao que mencionan algunas de esas notas. Los aromas balsámicos que mencioné se mantuvieron al fondo, aunque con bastante menor intensidad que al principio. 

La retronasal, sin embargo, no cambió tanto entre el primer sorbo y la posterior degustación con un tiempo de decantación, en mi caso confirmando las dominantes de frutos rojos y negros, y con ese frescor balsámico que le dotan de un final muy agradable.

El vino resultó muy agradable en boca, con unos taninos muy finos, muy redondo y bien acabado en las sensaciones que provoca en la lengua y el paladar. Buen cuerpo, acorde con la sensación táctil y la permanencia fresca mencionadas, me hace llegar a la conclusión de un vino muy logrado y, a todas luces, recomendable.

Presenta un buen valor para la inversión de  los aproximadamente 11 € que pagué por la botella.

Lo valoro con un 8/10.


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