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sábado, 30 de mayo de 2015

Señorío de Navas - Reserva 2008

Hoy vamos a comentar el primer vino de Reserva de la D.O. Ribera del Duero que aparece en el blog: Señorío de Nava, de la calificada como "Excelente" añada de 2.010 en la conocida región vitivinícola.

El vino está elaborado por las Bodegas del mismo nombre, ubicadas en la localidad de Nava de Roa, provincia de Burgos, a 14 km al este de Peñafiel, y a 70 km en la misma dirección de la ciudad de Valladolid.

La Bodega fue fundada en 1.986,en base a la rehabilitación de las instalaciones de la Cooperativa de San Antolín. En paralelo con la rehabilitación de dichas instalaciones, y su dotación con modernos medios para la elaboración de vinos de calidad, se adquirieron los terrenos para el viñedo, en las Fincas San Cobate y Coto Monzón, en Gumiel del Mercado, a unos 20 km al noreste de las mencionadas instalaciones. Los terrenos tienen una superficie de 140 ha, con un 75% de Tinta del País o Tempranillo, 5 ha de Cabernet Sauvignon y 2 ha de Merlot.

Bajo la marca Señorío de Nava se elaboran vinos de las D.O. más importantes de Castilla y León: Ribera de Duero, Rueda, Toro y Cigales: los tintos Señorío de Navas en sus variantes Joven, Roble, Crianza, Reserva y Finca San Cobate, el rosado, el blanco y el tinto Señorío de Nava Toro.


Fuente: www.señoriodenava.com

El Señorío de Navas, Reserva de 2.010, se elaboró a partir de uvas de la variedad Tinto Fino (Tempranillo) vendimiadas y seleccionadas a mano de la Finca Coto Monzón, con fermentación en cubas de acero inoxidable (de las cuales la bodega cuenta con una capacidad de más de 1 millón de litros) a temperarura controlada de 30 ºC con remontados periódicos durante 14 días. A ella sigue la fermentación maloláctica, también en acero inoxidable y la crianza en barricas de roble americano, donde permaneció 2 años, seguido de 1 año más de afinamiento en botella. Entre la barrica y la botella el vino pasó por procesos de clarificación y filtrado.

El producto viene en una botella bordelesa de color caramelo oscuro, con una etiqueta principal grande color blanco roto en cuya parte superior aparece el escudo de la Bodega seguido por el nombre d ela misma. A continuación, en el medio de la etiqueta y en caracteres más pequeños, el tipo de vino en rojo y la añada en negro. Más abajo podemos ver el tipo de uva con el que está elaborado, la localidad donde se encuentra la bodega, y el cuarto inferior muestra una litografía con el edificio de la bodega y unos viñedos, para terminar con la referencia a la D.O.

Le etiqueta trasera, en la parte alta y con caracteres grandes, nos indica el nombre y tipo de vino, seguido de la referencia a la variedad con que está elaborado. A continuación un resumen de su proceso de elaboración, para terminar con la localización y datos de la bodega y la D.O.

Una presentación sobria, con un aspecto de producto tradicional, que como veremos cuadra muy bien con el resultado que nos ofrece el contenido.

A nivel visual, el Señorío de Nava Reserva de 2.010 nos muestra un color picota oscuro, de capa bastante alta y un ribete en degradación hacia granate. No tiene desde este punto de vista un aspecto que nos indique el tiempo de guarda que conlleva su elaboración. El líquido es límpido y brillante y deja lágrimas profusas y de caída más bien lenta en la superficie de cristal de la copa.

Olfativamente, es un vino de intensidad media al acercar la nariz al borde de la copa sin agitar el contenido, desplegando al agitarla unos efluvios iniciales muy típicos del Tempranillo, con frutos rojos maduros en principio, seguido de aromas secundarios de bollería matizados por un leve toque balsámico de maderas finas hasta llegar a un final que evoca al cacao.

En boca, tiene un tacto homogéneo en lengua y paladar, con unos taninos bastante notables aunque no agresivos, que se notan matizados por el tiempo de guarda. El cuerpo lo calificaría de medio con una acidez bien controlada que le da frescura. La longitud me parece media y su permanencia aceptable.

En retronasal, los matices de madera de guarda cobran más protagonismo del que a mi personalmente me gusta (la discusión de moda entre el predominio de la madera y el de la fruta en los vinos actuales), pero que puede resultar bastante agradable para los aficionados a este tipo de vinos, como sucede en el caso de mi mujer.

En suma, es un vino de Tempranillo con guarda bastante reconocible, que no sorprende pero que no decepcionará a su afición. Su maridaje más adecuado me parece la carne de vacuno a la parrilla o estofada.

El precio en la página web de la bodega es de 19,5 € por botella (caja de 12 botellas @ 234 €), que a mi personalmente me parece elevado tomando en cuenta otros vinos de precios similares que a mi particularmente me han gustado más. El precio al que he comprado en Vinoselección de 12 € por botella me parece más ajustado a lo que me ofrece el vino.

Le doy una valoración de 6,5/10.


domingo, 24 de mayo de 2015

Las Ocho - 2012

Hoy inauguramos el casillero de Vinos de Pago en el blog, con este tinto Las Ocho, elaborado por Chozas Carrascal, S.L., bajo la D.O. Vinos de Pago Chozas Carrascal, en la localidad de San Antonio, término Municipal de Requena, a 70 km al Oeste de la ciudad de Valencia.

La bodega data de 1.990, cuando la familia López-Peidro adquiere la Finca Chozas Carrascal, un terroir único. La construcción de la bodega se inicia en 2.002 y la primera vinificación se hace en 2.003. en 2.010 obtienen la certificación de viñedo ecológico y se les otorga la categoría de Vino de Pago en 2.012. Por lo tanto, estamos en presencia de una de las botellas de esta primera añada con dicha categoría.

Fuente: www.chozascarrascal.es

Inicialmente poblada de centenarias vides de Bobal, la propiedad fue añadiendo otras cepas hasta llegar a las 11 variedades existentes hoy en día en la Finca, que goza de una ubicación, tierra y agua de manantial propia que aporta a sus frutos, cosechados a conciencia en rendimiento muy bajos, esas características que lo hicieron acreedor a la cualificación de Vino de Pago. En total más de 40 h que conviven con otros cultivos como el almendro y el olivo.

Fuente: www.chozascarrascal.es

El procesado de la uva incluye el uso de desgranadora en vez de despalilladora-estrujadora. La fermentación de cada variedad se realiza por separado, en los 11 depósitos de hormigón y 14 de acero inoxidable, con una capacidad total de 300.000 litros. Los remontados se realizan lenta y suavemente para extraer el mosto de la mejor manera posible. La bodega está en contacto continuo con la Universidad de Valencia, estudiando los resultados de la vinificación en los depósitos, con el fin de mejorar paulatinamente la calidad de su producto.

Actualmente la Bodega elabora cuatro vinos bajo la D.O. Vinos de Pago Chozas de Carrascal: Las Ocho, el vino rosado Las Cuatro (Tempranillo, Bobal, Garnacha y Merlot), el blanco Las Tres (Chardonnay, Sauvignon Blanc y Macabeo) y el tinto Cabernet Familiar (monovarietal de Cabernet Franc).

Bajo la D.O. Utiel-Requena se elaboran Las Dos Ces tinto (Bobal, Tempranillo y Syrah), y el blanco (Sauvignon Blanc y Macabeo) y El Dulce (Garnacha).

Bajo la D.O. Cava se elabora El Cava de Chardonnay y Macabeo.

Por último, el vino dulce natural Domaine Perna Batut, bajo la AOC Sant Jean de Minervois, a base de Moscatel de Grano Menudo.

Hablemos un poco ahora sobre la D.O. Vinos de Pago:

Según podemos ver en la web del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, los Vinos de Pago son los originarios de un pago, es decir, un paraje o sitio rural con características edáficas (del suelo en lo que se refiere a las plantas) y de microclima propias que lo distinguen de otros de su entorno, y se transforman en vinos con características singulares. Su superficie no puede ser mayor que la de ninguno de los t´rminos municipales en los que se ubique. Si el pago en cuestión se encuentra dentro de una D.O. Calificada, su denominación pasa a ser Pago Calificado.

En España existen hoy en día 15 fincas amparadas por esa distinción, como se puede observar en el cuadro siguiente:


Fuente: www.mercadosdelvino.com

Nuestro vino de hoy me llamó la atención en una tienda de productos típicos valencianos en la estación del AVE de Valencia, pos la gran cantidad de variedades con las que está elaborado, en concreto 8 como su nombre indica: Monastrell, Bobal, Garnacha Tinta, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah y Merlot. De todas ellas hemos comentado vinos en este blog, pero la mayoría de las veces en vinos monovarietales o coupages de algunas de ellas. ¿A cual de ellas se parecerá este vino?

La vinificación de cada variedad se realiza por separado, e incluye una fermentación controlada a menos de 25 ºC, maceración durante dos a tres semanas dependiendo de la variedad, con dos turbopipeages (remoción del sombrero) diarios, y dos délestages (procedimiento de extraer todo el vino del contenedor y verterlo encima del sombreo para producir un efecto de prensado debido al propio peso del líquido) durante la maceración. Posteriormente, un 75% del vino desinado a Las Ocho se pasa a barricas de roble francés de 220 l, y el resto se deja en los depósitos. el tiempo de crianza es de 14 meses, tras los cuales se mezclan los vinos de barrica y depósito de las diferentes variedades en proporciones que dependen de la añada. Esto nos indica que las posibilidades de este vino según se vayan afinando los métodos de vinificación en futuras añadas. Finalmente, se embotella "sin tratamientos ni filtrados" y mantiene otros 12 meses reposando a la espera de su comercialización.



El vino se nos presenta en una elegante botella bordelesa de color caramelo oscuro con tintes verdosos, personalizada con el logo de la Bodega en relieve en el cuello. Una elegante etiqueta color crema muy claro, rectangular a lo ancho y más bien pequeña, con las ocho variedades de uva en un listado vertical lateral, un bonito logotipo de la marca en el centro con el ocho en caracteres alfabéticos color burdeos, sobre el número ocho gris al fondo, la añada aparece en el lateral opuesto a las variedades, y en la parte baja la D.O. a la que está adscrito.

La etiqueta trasera es rectangular en formato vertical, con el volumen de la botella, el logo de la Bodega y el contenido en alcohol en la parte superior, seguidas de una pequeña explicación sobre su elaboración, los datos de la bodega, el símbolo de producto ecológico según la normativa europea para terminar con la D.O. en la parte baja.

Todo en la presentación nos indica que estamos ante un producto de elaboración esmerada y cuidado diseño.

A la vista, Las Ocho se nos presenta con un color picota profundo, límpido y brillante, de capa bastante alta, con un ribete que tiende a color granate con irisaciones violáceas. Da más idea de un vino joven que de tener el proceso madurativo anteriormente descrito.  Las lágrimas se presentan profusas al agitar la copa, llamando la atención la velocidad realmente lenta con la que bajan por la pared de la copa. Nos da idea de lo que luego encontraremos al ingerirlo.

Aromáticamente se trata de un vino bastante complejo, no podría decir que alguna de las variedades es predominante sobre otras, pero su intenso aroma frutal (con una intensidad aromática media a copa parada) recuerda de alguna forma a dos de las variedades comunes de la zona como son la Bobal y la Monastrell. Es un vino que evoluciona constantemente al servirlo, al tiempo de estar en la copa y según va cambiando su temperatura en la misma. Me llamó la atención lo bien integrada que está la madera y sus toques balsámicos finos en el fondo frutal de frutos negros (yo diría que la ciruela pasa es uno de los aromas más fácilmente distinguibles), y me parece que es debido al acierto de mantener una proporción del vino fuera de la barrica durante la crianza. Toques especiados de cacao con un punto licoroso aparecen más notablemente según va aumentando la temperatura del líquido. A destacar, siempre en un segundo plano, el leve atisbo de mineralidad que acompaña a este vino, trayendo la visión imaginativa del terreno en el que crecieron sus uvas.

En boca, se trata de un vino con cuerpo medio-alto, bastante glicérico o untuoso en boca, como ya nos indicaban sus lágrimas, con un ataque muy homogéneo, taninos generosos, dulces y con una pequeña arista que seguramente mejorarán con un poco más de guarda de la botella. La acidez muy bien controlada y, sobre todo una longitud y permanencia muy buenas que le permiten buen resultado con un amplio abanico de alimentos de elaboración compleja.

En retrogusto la ebanistería fina cobra un poco más de protagonismo, y ciertos toques vegetales que podrían pertenecer al Cabernet Sauvignon matizaron el gran contenido frutal inicial de su bouquet.

Su precio de 15 € en la web de la Bodega me parece perfectamente ajustado al resultado que nos ofrece.

Lo valoro con un muy buen 8/10, a la altura de los buenos vinos que hemos comentado en el blog. Lo considero ampliamente recomendable, con características particulares que lo diferencian de otros buenos vinos y le dan su propia personalidad.

jueves, 14 de mayo de 2015

Salón de Vinos Radicales

Me gustaría escribir una pequeña reseña en el blog sobre el Salón de Vinos Radicales, que se celebró en Madrid el pasado día 4 de Mayo en el Colegio de Arquitectos de Madrid, y al cual fui amablemente invitado por uno de los participantes, Bodegas y Viñedos Gancedo (muchas gracias a Carmen Río por la invitación).



Las 28 bodegas participantes se caracterizan por trabajar el vino de una forma casi artesanal, y el término "radical" se refiere a que estos vitivincultores trabajan su producto desde el suelo, es decir, desde la raíz de la Vitis Vinífera que produce los frutos con los que se elaboran sus vinos. Parafraseando al Sindicato del Gusto, reunión de personajes del mundo de la gastronomía que promueven este evento:

"Los vinos “radicales” son aquellos que transmiten el temperamento de esa misteriosa, dinámica y viva franja edafológica donde habitan las raíces de las cepas y que arranca desde la superficie del suelo hasta las honduras donde termina la punta más profunda de la raíz."


En el agradable rato que pasé en la exposición, pude constatar la gran afluencia de público, y la amabilidad y disposición de los representantes de las bodegas para dar a probar sus vinos y explicar su filosofía y metodología de trabajo. Lamentablemente no pude estar mucho rato, pero si el suficiente para conocer algunos detalles generales y particulares sobre los vinos, probar algunos de ellos, y sobre todo hacerme una idea del punto de vista de estos pequeños productores sobre el presente y el futuro de la elaboración de los vinos.




El Salón me pareció muy bien diseñado, sin lujos decorativos pero muy funcional, con pequeñas mesas donde las bodegas podían presentar, por lo que me comentaron, hasta 6 vinos distintos. Una mesa en la entrada con copas limpias para los visitantes y cubiteras y escupideras en cada mesa para mantener los vinos a la temperatura adecuada y poder vaciar y limpiar las copas entre cata y cata, además de los colines de pan para mitigar el rastro del vino recién catado en la boca al cambiar de caldo. También se entregaba un cuaderno de cata con las hojas personalizadas con los nombres de las bodegas y los vinos presentados.

Por último, una mesa con conservas proporcionadas por uno de los patrocinadores del evento, Conservas Adolfo Sádaba, de los que pude probar los deliciosos pimientos de piquillo y las alcachofitas al natural.

Tuve la oportunidad de probar los vinos de Bodegas y Viñedos Gancedo, representada por su propietario Ginés Fernández, en particular los tintos Xestal de las añadas 2.008 y 2.009 y el Ucedo 2.008, así como el blanco Capricho (doña Blanca y Godello). Muy buenos tintos, dignos representantes de la excelente variedad Mencía, autóctona del Bierzo, así como excelente el blanco.

Posteriormente pude probar el fenomenal Galia 2.012, de Bodegas Viñas El Regajal, donde Juanjo Tarud nos comentó sus vinos y cómo veían allí el proceso de vinificación. Una suerte poder probar este vino, ya actualmente se encuentra agotado.

Después visité la mesa de lo mallorquines Anima Negra, y allí me encantó su AN 2.012, de la variedad autóctona Callet.

Por último, pude disfrutar de otro vino cuya variedad de uva era completamente nueva para mi, el Alpendre 2.011, de la variedad hasta ahora desconocida para mi Merenzao, sin duda en mi opinión emparentada con la Pinot Noir. Fui amablemente atendido por Felipe Pérez-Somarriba, Gerente de la Bodega Ronsel do Sil, que me explicó que este vino lo tienen agotado en la bodega.

Los conceptos más repetidos en las diferentes conversaciones que mantuve y escuché, fueron cosas como el estudio y conocimiento del terreno y las viñas, la agricultura respetuosa y sostenible, la disminución de la influencia de la madera y los tostados en la crianza (uso de barricas de varios usos, crianza en grandes fudres o depósitos de otros materiales diferentes, es decir, en línea con el manifiesto sobre lo que los vinos "radicales" deben ser. Me encantó la implicación que tienen las personas que representan a estas bodegas con sus productos, el amor a sus tierras y el orgullo con que ofrecen el resultado de su trabajo. Con esas premisas no se pueden elaborar vinos malos, como de hecho pude comprobar en primera persona.

sábado, 9 de mayo de 2015

Protos - Crianza 2011

Hoy tenemos en el blog uno de los buques insignia de la D.O. Ribera del Duero: el Protos Crianza de la añada de 2.011, la última de la trilogía de recientes grandes añadas de esta D.O. que comenzó con la de 2.009.

Al Protos en su versión Crianza le tengo especial cariño, ya que fue durante años mi "vino de cabecera". Quería aprovechar para saludar a mi ex-compañero y amigo el escritor Pascual Izquierdo, responsable de mi afición por este estupendo vino hace ya más de 15 años.

Situada en la localidad de Peñafiel, las modernas instalaciones de Bodegas Protos se divisan perfectamente desde el famoso Castillo de esa localidad. Poseen allí unas instalaciones de 19.500 m2 con una capacidad de elaboración de 1.000 toneladas de uva, capacidad de almacenaje de hasta 3 millones y medio de botellas y 5.000 barricas.



Fuente: www.bodegasprotos.com

Esta Bodega fue fundada en 1.926 por viticultores de la zona, y se precia de ser la "primera de la Ribera". A una inicial sala de crianza en pleno corazón del risco que soporta el Castillo de Peñafiel, siguió una ampliación en 1.995 y de la adquisición en Anguix (Provincia de Burgos) de una bodega para elaborar hasta 3 millones de kilos de uva con la más avanzada tecnología. A esta se suma la ubicada en La Seca, en el corazón de la D.O. Rueda, donde se labora el blanco de Verdejo.

La bodega controla 1.400 ha de viñedos repartidos por toda su zona de influencia, en zonas de suelos pobres a unas altitudes de entre 750 y 900 m. La capacidad de elaboración total ascientde a los 5,6 millones de kg de uva.

Todos sus vinos se comercializan bajo la marca Protos, en sus diferentes variantes: Roble, Crianza, Reserva, Gran Reserva, Selección Finca el Grajo Viejo, Rosado y los blancos Verdejo y Verdejo Fermentado en Barrica. Los vinos de la Bodega se exportan actualmente a más de 91 países en los 5 continentes.

El Protos Crianza, elaborado con un 100% de la variedad Tinta del País (Tempranillo) comienza con la recogida y selección manual de los racimos, para continuar con una fermentación y maceración en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada de entre 26 y 28ºC, 14 meses de crianza en barrica de roble francés y 12 meses de reposo en la botella en que se comercializará botella para afinar sus características. La etiqueta trasera nos indica que, debido a que no ha sufrido tratamientos físicos ni químicos, puede presentar sedimentos.

Este es un vino calificado con 93 puntos por la Guía Peñín 2.015.

El producto se nos presenta en una botella bordelesa, de color caramelo muy oscuro, personalizada con un relieve del nombre-logo de la bodega en la parte del hombro y el lema "ser primero" cerca del pie, en relación con el significado del nombre griego de la Bodega, que significa precisamente "primero".

La etiqueta, para mi, es un buen ejemplo de clase y elegancia: de color crema claro, y sobre un fondo de líneas doradas, aparecen el escudo y el nombre-logo de la Bodega en la parte superior, seguido en el centro por el tipo de vino y la añada, en letras doradas, seguido de un dibujo esquemático de los modernos techos de la Bodega de Peñafiel, finalizando con la mención de la Denominación de Origen y la localización de la Bodega. En la parte más inferior, a derecha e izquierda, se encuentras indicados los volúmenes tanto de la botella de 75 cl como del contenido de alcohol del vino del 15%.

La etiqueta trasera, de características similares pero más pequeña y casi cuadrada con respecto a la principal, incluye una pequeña nota de cata en Español e Inglés, y entre las dos y en el centro de la etiqueta la mención al tipo de vino de la botella en letras negras.

Antes de probarlo, lo escancié en un decantador, tal y como recomienda la etiqueta trasera, durante unos 20 minutos. el aroma inicial en el decantador.

El color que muestra es un picota oscuro con tintes violáceos, con ribete tendiendo a color granate en degradación hacia un color fresa claro. En este aspecto parece más un vino joven de la Ribera que un caldo que ha pasado cierto tiempo en barrica. Como era de esperar, genera multitud de lágrimas con una caída a velocidad media por la pared de cristal.

Inicialmente, al olfatearlo recién decantado, me pareció que desprendía cierto aroma alcohólico, lo cual no es de extrañar dado su 15% de contenido de alcohol en volumen.

Después de unos 20 minutos en el decantador, y justo después de escanciarlo en la copa, me pareció que tiene una intensidad aromática media-baja, y no volví a encontrar la componente alcohólica del inicio. Al agitarlo, surgió una mezcla de aromas de frutos rojos en apariencia no muy dulces, con suaves toques que me parecieron cercanos a las ciruelas maduras, con unos secundarios de crianza más o menos notables, como a levaduras y suaves bizcochos de panificadora. Finalmente las finas maderas y leves tostados de las barricas completan un bouquet suave y agradable, para mi sin duda lo mejor de este vino.

En boca produce una activación homogénea en lengua y paladar, aunque para mi sorpresa lo encontré más astringente de lo que recuerdo en otras añadas que he probado de este vino, e incluso comparándolo con la botella de su versión Roble - Vendimia Seleccionada de 2.013 que tomé unos días antes. Diría que es un vino al que le vendrá bien evolucionar un tiempo más en la botella. Por lo demás, su carnosidad, volumen, buena longitud y su agradable permanencia resultan en línea con mis sensaciones de este vino a lo largo de sus añadas.

En retrogusto, lo más destacable es la predominancia final de los tostados de las maderas en los que ha reposado. Creo que este es un buen modelo para comparar con otros vinos más jóvenes, en estos momentos en que parece surgir con fuerza la comparativa entre la predominancia del terroir y la viticultura sobre los resultados de la crianza como preferencias entre los consumidores de vino.

Como siempre, el Protos se comportará bien en un amplio abanico de combinaciones con carnes como el cordero, platos de cuchara y estofados. Yo recomendaría que, dada la astringencia de esta añada, se intente combinarlo con platos lo más contundentes posibles, para reducir un poco la sensación "secante" y aprovechar la excelente longitud y permanencia que nos ofrece este vino.

Su precio de alrededor de 15 € está en el rango que su calidad nos ofrece.

Le doy un 7/10 a esta añada en particular.

viernes, 1 de mayo de 2015

Viñátigo Baboso Negro - 2012

Hoy tenemos otro de los vinos de la bodega tinerfeña de Vinátigo: el varietal de la uva autóctona Baboso Negro, de la añada de 2.012. Este vino está registrado en la D.O.P. Islas Canarias.

Hace un tiempo comentaba otro vino tinto de esta bodega, el varietal de Vijariego Negro, de la misma añada. Sobre la D.O.P. y la bodega ya hablamos en el reportaje de la visita a Bodega Viñátigo que hice hace unos meses.

La variedad Baboso Negro, autóctona de las Islas Canarias, especialmente en la isla de El Hierro donde es más abundante, nunca sufrió la filoxera, al igual que el reto de las cepas canarias. Las bayas son muy oscuras y concentradas en compuestos fenólicos, lo que produce caldos oscuros, de alto contenido alcohólico y con un potencial de guarda importante. Sus vinos se caracterizan aromáticamente por sus componentes minerales y especiadas, lo cual se representa perfectamente en este vino.

El producto se nos presenta de manera muy similar al resto de productos varietales de la bodega, en una botella bordelesa tradicional color verde oscuro de 75 cl con una etiqueta en degradé en esta ocasión de azul celeste hasta blanco, con el típico dibujo del Teide rodeado de nubes de las que cuelgan racimos de uvas y la escalera que sube hasta ellas y el famoso volcán, con el nombre de la bodega,la variedad, añada y la D.O. y la numeración de la botella en la etiqueta de la D.O. Aprovecharía para decir que la etiqueta, siendo bastante original, quizá no demuestre del todo la calidad de los vinos que representa.

La contraetiqueta me agrada más, blanca con letras negras, con una nota de la D.O. describiendo el tipo de vinos que ampara, así como una pequeña nota de cata del vino, bastante acertada en mi opinión, como veremos más adelante.


Con un contenido de alcohol de 14,5% en volumen, visualmente el vino es de capa bastante alta, límpido y brillante, color picota profundo con ribete tendiendo a color teja, acorde con su estancia de 12 meses en barricas de roble francés,después de una maceración prefermentativa a 0 ºC y fermentación a 25 ºC. Lágrima bastante profusa y de caída rápida.

Olfativamente, tienen una intensidad media-alta, despliega inmediatamente después de agitar la copa un aroma deliciosamente complejo con predominio de frutos negros compotados, especias dulces como la canela y cierto fondo floral con la componente mineral clásica de los vinos de la zona, para acabar con vestigios de finas maderas perfectamente integrados al resto.

En boca se comporta a la altura de la nariz,con una activación homogénea en lengua y paladar, taninos suaves y dulces, tacto corpulento pero sedoso y aceptablemente largo y con una permanencia aceptable.

En retronasal la fruta negra y las especias se consolidan y la madera se hace notar en un final ligeramente balsámico.

Lo tomamos con unos judiones de La Granja y queso provolone, cerrando con chocolate negro de postre que combinó perfectamente, como propone la nota de cata de la bodega. Me parece un vino excelente para tapear, pero también para maridar con alimentos más contundentes.

En suma, es un vino sorprendente con mucha personalidad propia, bien logrado si atendemos a la dificultad de cosechar uvas de esta variedad en su punto justo de maduración para evitar sobremaduraciones que subirían demasiado su contenido alcohólico o submaduraciones con un amargor inaceptable. Gran trabajo por parte de Viñátigo tomando en cuenta estas limitaciones.

Tiene un precio de unos 15,5 €. Hay que atender a su baja producción de 4.000 botellas y las particularidades de la viticultura de su variedad de uva. Creo que vale la pena probarlo, especialmente con gente que aprecie vinos diferentes.

Creo que merece una muy buena nota. Le doy un 8/10.